100 Days of BAires

Como varios saben, me vine a Buenos Aires a vivir un tiempo. Por ahora serán 100 días, ya veremos luego qué pasa. Mi idea inicial es hacer, cada semana, un relato de cada día, pero es algo que requiere un poco de dedicación y no sé cómo será mi ritmo de vida aquí y si lo podré llevar.


1

Miércoles, 5 de Septiembre
Me levanté temprano, tenía todo preparado, menos unas canciones que agregué en el iPod a último momento. Todavía no había asimilado que me iba.

Mi papá me fue a buscar a las 10am porque mi vuelo era a la 1:55pm. Llegué, hice check-in, todo bien. El vuelo se hizo eterno y un poco turbulento (no sólo por las nubes sino también por la señora que tenía en el asiento de al lado que estuvo cayéndose a peos todo el viaje).

Aterrizamos a las 10:30pm y me empecé a preocupar porque todo el mundo tenía chaquetas térmicas, bufandas, botas, etc., y yo tenía sólo un suéter y unos Vans. Resulta que son todos unos exagerados, no hacía tanto frío. A las 11:15pm ya estaba en un taxi a casa de Andrea (mi futura roomie) donde me estaban esperando ella y su prima que estaba de visita. Hablamos un rato y nos acostamos a dormir.
Me empijamé como si estuviera en Caracas: un bóxer y una franela, debo admitir que pasé frío esa noche.


2

Jueves, 6 de Septiembre
Nos levantamos y decidimos ir a cambiar dólares en un lugar súper clandestino en el que nos subieron a un apartamento. Honestamente, temí por mi vida un poquito pero todo salió bien.

Como moríamos de hambre, fuimos a un lugar llamado El Cuartito cerca de la casa, y nos pedimos unas empanadas para llevar. Luego de descansar un rato, fuimos al famoso Café Tortoni a tomarnos (evidentemente) un café, y después pasamos por el Ritz para visitar a una prima que no conocía y que ya tiene un año y pico viviendo aquí. Quedamos en vernos algún día.


Andrea tenía clases, así que Carla (su prima) y yo nos regresamos al apartamento y nos pusimos a averiguar para ver un show de Tango. Caminamos aproximadamente 2,5 Km de nuevo hasta el Café Tortoni para que nos dijeran que las entradas estaban agotadas; así que con el rabo entre las piernas nos regresamos al apartamento (no sin antes tomarle una foto al Museo del Jamón).


Nos encontramos con Andrea, las introduje a ambas al rap de Cristina Kirchner y luego fuimos a cenar al Libertad Plaza en donde unos carajos nos empezaron a hablar de la nada y enseñarnos fotos de sus perros en su celular (?).


3

Viernes, 7 de Septiembre
El rap de Cristina Kirchner no fue el único error del jueves, también se nos ocurrió la brillante idea de ir a La Plata porque Carla quería visitar la Casa Curutchet de Le Corbusier (ella estudia arquitectura). El plan era llegar a la visita de las 10:30am, regresar y que Carla hiciera su clase de tango a las 3pm mientras nosotras paseábamos por ahí y después nos rencontrábamos para cenar.

A Andrea le habían dicho que para ir a La Plata debíamos ir a la estación de Retiro y agarrar un autobús, así que nos fuimos caminando a la estación, que era una zona medio fea. Cuando llegamos y preguntamos, nos dijeron que debíamos agarrar Subte (Metro) a Plaza Constitución y allí agarrar un tren de la Línea General Roca, pero también podíamos caminar tres cuadras y agarrar un autobús desde la estación de micros.

Todo estaba lleno de charcos porque había llovido, las aceras no estaban en sus mejores condiciones, y cuando llegamos a la otra estación nos querían cobrar 40 pesos por el pasaje ida y vuelta. Tan absurdo como la “galletitería” que nos encontramos en el camino; así que decidimos devolvernos a la estación de Retiro para agarrar el Subte y averiguar sobre la primera opción.

Llegamos a Plaza Constitución y el pasaje ida y vuelta en tren costaba 8 pesos. SUCCESS!
A las 10:45 salía el próximo tren, esperábamos llegar para la visita de las 11:30, pero el día tenía otros planes para nosotros. Escuchamos a un carajo hablando por el teléfono diciendo que eran 18 estaciones y que estaría ashá como dentro de una hora. FML. El tren era sucísimo, la gente rara y habían vendedores de café, galletas, yesqueros, chicle, pitos, gente pidiendo dinero; peor que el metro de Caracas. El día estaba horrible y las estaciones estaban una peor que otra. Había una que se llamaba Plátanos y había como cinco matas de plátano medio muertas. Lo mejor es que nadie aquí sabe lo que es un plátano.


Llegamos a la estación de La Plata justo al mediodía y empezamos a caminar rápido hasta la casa porque a las 12:30 era la última visita, no podía ser en vano el recorrido en ese tren y por esas zonas. Como Murphy es nuestro amigo, empezó a llover. Pero no lluvia bajo la que puedes usar paraguas sino un mist estúpido que es como si dios estuviera haciendo “TSSSSSSSSSSSSSSSSSSSSSSSS” permanentemente. Te ves estúpido usando paraguas bajo eso pero igual te mojas.

Llegamos a la famosa casa a las 12:27, tocamos el timbre y nos gritaron desde el segundo piso que ya bajaban a atendernos. Se juntó un grupo de arquitectos que estaba en una convención y entraron todos junto a Carla. Andrea y yo cruzamos la calle para comernos unos panchos (perros calientes) en un puestico. Esperamos pacientemente, y cuando Carla salió entramos a la facultad de odontología buscando un baño para emprender nuevamente el camino de regreso.

Todo esto valió la pena únicamente porque en el tren de vuelta uno de los vendedores cargaba una cava de anime envuelta en téipe, con una especie de iPad pegado a un lado y unas cornetas por debajo, nada más y nada menos que vendiendo DVD’s de Juan Gabriel.

Regresamos al apartamento a descansar un rato y luego salimos a comprarme un chip (Torres) para el teléfono y a visitar a Laura, una amiga colombiana de Andrea. De ahí nos fuimos a Moranda, un restaurante muy bueno cerca de Plaza Armenia, en Palermo Soho, en el que trabaja Roxy (otra amiga de ellas). Cenamos y nos quedamos hablando rato laaaargo. Algo raro aquí es que los argentinos cenan fuerte y tarde.

El otro highlight del día fue que esperando el colectivo (así le dicen al autobús) en Plaza Armenia, pasó un autobús en forma de barco, con ventanas redondas y todo, luces de navidad en todos los bordes y gente bailando adentro. Fue demasiado WTF.


4

Sábado, 8 de Septiembre
Habíamos dormido poco de jueves a viernes, así que nos despertamos tarde. Andrea y Carla fueron a una tienda de ropa usada que se llama Vintage Home Pérez y yo había quedado en almorzar con Mayo e Isa, unas amigas de cuando estaba en el colegio. Mayo tiene dos años y medio viviendo aquí e Isa vino a visitarla un par de semanas.

Fuimos a Mongolian Grill en Riobamba 1177, un lugar de tallarines demasiado bueno. Hablamos un rato, compramos unos cupcakes en el sitio de al lado y nos fuimos caminando a la Plaza de Recoleta que Mayo había quedado con unas amigas ahí.


Mientras esperábamos, vimos a Los Extrañosde Pelo Largo y nos pusimos a ver los puesticos de venta, y yo me puse a trollear a un señor que vendía piedras preciosas. El insistía en que eran cristales y yo insistía en que eran piedras porque las había recogido del suelo. También me puse a hacerle mil y un preguntas a una señora que vendía tutuco, unas cotufas hechas con un tipo de maíz que, en teoría, es dulce. Cuando llegaron las amigas de Mayo, resulta que una de ellas era una caraja que se graduó conmigo de la universidad. Ahora sí puedo decir que el mundo es pequeño.

Entramos al mall y mis tiendas favoritas fueron MoRPH y Sr. Mor. Ahí nos separamos porque cada quien tenía su plan para la noche. Yo caminé aproximadamente un año y luego tomé mi primer colectivo sola. :’)

Nos arreglamos en el apartamento y salimos a caernos a birras en Jobs, un lugar en el que se toma cerveza, se come pizza (PIZZA GRATIS) y hay mesas de pool, futbolito y juegos de mesa. Todas las mesas estaban ocupadas así que tuvimos que compartir mesa con unas gringas medio insípidas hasta que se fueron. Y después de un rato llegó al que yo llamo SHASTIN, porque se parece a Justin Bieber y así hablan inglés los argentinos, todo con la A: capcakes, Barger King, leshendas del rack.


En un punto de la noche jugamos mímica y cuando Carla hizo un aleteo con las manos, Andrea gritó: “COLIBRITANY! MÉXICO! COCOYOC!”. Casi muero. Después de eso nos fuimos a una plaza en la que Shastin se puso a tocar guitarra (muy arrechamente, btw) y nos brindó whisky. Menos mal porque había una brisa maldita (a la que Andrea le dice “la brisa de Chávez” porque Chávez es un maldito). Llegamos a la casa como a las 4am.


5

Domingo, 9 de Septiembre
Mi papá me despertó llamándome desde Francia porque quería probar el chip (Torres) que se había comprado. Le menté la madre medio dormida y volví a roncar. Más tarde, a una hora oportuna, a Andrea le pareció apropiado despertarnos con el rap de Cristina Kirchner lo que hizo que pasáramos el resto del día cantándola en coro (aun más de lo que ya la cantábamos). También nos empezamos a vestir al ritmo de esta canción en honor a nuestro gordis.

Volvimos al mall de Recoleta porque Carla quería comprarle un regalo al novio en Hard Rock Café y después de eso nos sentamos un rato en la grama a tomar sol, que milagrosamente había salido.
Vimos unas palomas con papada gigante y también a unos carajos trotando con estos zapatos. Los quiero (a los zapatos).

La van más funky de Recoleta.

Cuando se empezó a ir el sol fuimos a Freddo por unos helados y había una promoción de ¼ de kilo de helado de dulce de leche y/o de fresa que evidentemente, mamita gorda aquí, se compró.

Comimos caminando a la casa y nos achantamos porque Carla estuvo haciendo maletas todo el tiempo.


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Leer la Semana 2.

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